El diplomático Ángel Sanz Briz, “El Ángel de Budapest”, fue destinado a la capital húngara en pleno desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Conmovido por las atrocidades que sufría la población judía, firmó cientos de salvoconductos y alojó a decenas de ciudadanos en edificios alquilados a los que se dotaba de inmunidad. Más de 5.000 judíos fueron salvados por una persona ejemplar que fue reconocida como “Justo ante las Naciones”.
Como sabeis, dentro de este Seminario sentimos especial cariño por él. Nuestra compañera Inés es parte de su familia. Yo visite Budapest hace dos veranos para aproximarme más a su persona. Además, tuve el honor de conocer junto con algunos de vosotros a uno de los niños que salvo, Jaime Vandor. Hombre culto y sensible hizo todo lo posible para que su salvador recibiera este homenaje.
La ciudad de Madrid desea rendir homenaje a Ángel Sanz Briz, concediendo su nombre a una extensa calle -perpendicular a Vía Carpetana y Alhambra- ubicada en el castizo barrio de Lucero.
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