Sobre la misma calle que conduce al cementerio judío más grande de Europa fue inaugurado en noviembre de 2014, en Varsovia, un museo dedicado a la memoria de los mil años de historia del judaísmo polaco, al que el nazismo puso fin. Polin, que así se llama el museo porque así era como los judíos askenazies denominaban a Polonia, conmueve como pocos museos pueden hacerlo: no sólo por el esplendor museográfico que despliega en las ocho secciones en que está dividida la exposición permanente y la minuciosa y delicada descripción de los avatares del judaísmo en tierras polacas, sino también, y sobre todo, porque el edificio se asienta sobre las ruinas del gueto de Varsovia.
Más información: http://www.polin.pl/en